meteora
agosto, 2008
Salimos de Delfos hacia Lamia, por una carretera de montaña, para coger dirección a las Meteoras pasando por Trikala y Karditsa, (entre ambas ciudades se extienden ininterrumpidamente cultivos de algodón), hasta llegar a Kalambaca y el pequeño pueblo de Kastraki, donde pernoctamos en el hotel Doupiani, tras haber recorrido unos 340 km. Este alojamiento es excepcional por su ubicación frente a las grandes rocas coronadas por los monasterios. Las habitaciones tienen terrazas que os permitirán contemplar el espectacular paisaje.
El dueño ha acondicionado muy bien este alojamiento, aunque su actitud nos resultó un tanto artificial y sobreactuada. Ofrece desayuno en su terraza, aunque la especialidad de la casa, que os la presentará como algo que incluye ese día de manera excepcional, el yogurt, la cobra aparte, cosa que no llega a aclarar suficientemente.
Los monasterios
agosto, 2008
Cuando hablamos de las Meteoras nos estamos refiriendo a una ciudad monasterial construida sobre altísimas rocas en las proximidades de la ciudad de Kalambaka y el pequeño pueblo de Kastraki.
En 1344, a iniciativa de un monje llamado Atanasio, se comienza a construir el célebre monasterio de la Gran Meteora. Con anterioridad, este lugar había sido el elegido por diferentes eremitas y anacoretas para su retiro de lo mundano y su dedicación a la oración, refugiándose en cuevas o grietas de las rocas.
Saliendo de Kastraki el primer monasterio que encontramos es el de San Nicolás de Anapausa, donde un monje reproduce para los visitantes la llamada a la oración a partir de unos curiosos instrumentos. Nos llama la atención entre los frescos conservados en la iglesia el de Adán poniendo nombre a los animales del paraíso y el de Jonás tragado por la ballena.ike this.
El monasterio de Rousanou funciona en la actualidad como monasterio de monjas, y tiene acceso a través de dos rutas. Una muy bien señalizada a partir de unas escaleras ascendentes, y otra desde lo alto de la carretera, junto a un improvisado mirador, desde la que se desciende por unos escalones de madera entre exuberante vegetación.
A partir de aquí la carretera se bifurca en dos. A la izquierda quedan el monasterio de Varlaam y el monasterio de la Gran Meteora o de la Transfiguración. A la derecha, el monasterio de la Santa Trinidad y el de San Esteban.
En su origen a estos monasterios se accedía mediante escaleras de viento o unas redes soportadas por poleas. Hoy el visitante lo tiene más fácil. Solamente hay que superar unos cientos de peldaños. Para los que su acceso resulte fatigoso recomendamos el monasterio de San Esteban al que se accede a través de un puente. No obstante hay que destacar que hoy en día aún se sigue utilizando una especie de cajón, que a través de un sencillo teleférico, transporta las provisiones además de otras cargas de los monjes.
Para acceder a cualquiera de los monasterios se exige una indumentaria adecuada. Falda en el caso de las mujeres y pantalones largos para los hombres. En caso de que os pille desprevenidos, no hay problema: a la entrada os proporcionarán una especie de largos pareos.