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  • El mejor albergue en el que nos alojamos: Le Tour Traveler´s Rest Youth Hostel
  • Tienda de libros y revistas de diseño integrada en un café en The Coffee Bean Jianguo Middle Rd.
  • Restaurante: Shanghai Spring en la primera planta del Centro Comercial de Xintiandi

Dónde estuvimos

Shanghai

Viajamos a Shanghai con el temor de un aguacero. En los días previos habíamos oído hablar del tifón que arrasaba Taiwan y de las tormentas que amenazaban la costa este. Y lo cierto es que Shanghai nos recibió con rayos y truenos pero ni una sola gota descargó durante nuestra estancia.

Nuestra primera sorpresa fue encontrar el paseo del Bund en obras dada la proximidad de la Expo 2010. Así, que para ganar panorámica sobre los edificios clásicos y poder a la vez contemplar el Pudong acabamos aceptando la oferta de uno de los 2.000 representantes de las navieras que nos ofrecieron recorrer el río Huangpu. Un crucero de una hora, ida y vuelta, que nos proporcionó las primeras imágenes fascinantes de esta ciudad.

De hecho, al día siguiente, subimos a la Torre Jin Mao, 88 plantas, para seguir disfrutando de la panorámica y aproximarnos aún más a la Perla de Oriente y al Edificio Mundial de Fianzas. Por cierto, que en este último ya se puede visitar su planta número 100 por 150 yuanes.

Otro núcleo de interés es People´s Square donde se puede ver el gran teatro y dos museos. El Shanghai Museum es una joya por su colección. Nosotros visitamos dos salas, la de bronces y la dedicada a las porcelanas pero lo cierto es que merece la pena poder recorrerlo por completo. Lástima de no tener más horas el día ni más días de vacaciones.

Respecto al Museo de Arte Contemporáneo es flagrante la cantidad de salas vacías y la pobreza de sus colecciones temporales. E incluso de la permanente. El edificio en sí  corresponde a la época en que la plaza era un hipódromo. De hecho la barandilla de la escalera está adornada con motivos ecuestres.

Respecto a los lugares que más llamaron nuestra atención destaca el Centro de Galerías y estudios de diseño The Bridge y, desde allí, avanzando unos metros por Jianguo Middle Road, encontraréis una placa con el nº 115 1-4. Aunque no lo parezca, si os adentráis a la izquierda por un anodino callejón, llegareis a Tian Zi Fang un coqueto laberinto de tiendas, restaurantes y galerías. Recomendable para hacer una parada, descansar o comprar algún recuerdo. Aunque bien es cierto que los objetos que más nos gustaron ya los habíamos adquirido, y a mejor precio, en nuestro hutong de Beijing.

Otro centro de arte que visitamos se encuentra en el nº 50 de Mogangshan Road, junto al río Su Zhou. Es una zona de antiguas fábricas ocupada en la actualidad por exposiciones de fotografía y pintura. Algunos locales están vacíos, lo que da al conjunto una imagen un tanto deslavazada. También podéis comprar todo tipo de pinturas en una tienda especializada y tomar algo en un café donde también venden música, o en el restaurante de la entrada. De agradecer, porque la ubicación no ofrece servicios de avituallamiento próximos. (No obstante, nada que ver con el 798). Casi más interesante resulta caminar hasta allí, junto al cauce del río, para observar la transformación de la ciudad, que destruye casas tradicionales al ritmo que construye nuevos paseos y grandes edificios.

En lo tocante a jardines, hay que destacar el Yuyuan Garden, en el que merece la pena tomarse un tiempo para relajarse deambulando entre sus rincones y puentecillos. Lástima que esté rodeado de tantos comercios cuyo estrépito alcanza a su interior. Próxima al jardín se encuentra la ciudad vieja, que nos hizo recordar los hutones de Beijing, pudiendo compartir con sus habitantes el trasiego de sus actividades domésticas. Sorprendía observar que las casas tienen la cocina, un pequeño hornillo, en el exterior.

También resulta agradable el paseo por la concesión francesa, más tranquilo, salpicado con originales tiendas de ropa. Lo más llamativo es ver la grandiosidad de las casas coloniales en contraste con el modo de vida chino, donde las familias cuelgan la ropa al sol sin ningún tipo de escrúpulo estético. A este respecto sorprenden las cañas de bambú empleadas a modo de cuerda de tender donde ensartan las camisetas a modo de pincho moruno.

Si lo que queréis es ver gente guapa y muchos occidentales, a la par que tomaros un estupendo café o alguna delicatessen tendréis que acudir a Xintiandi.

Para despedirnos de China decidimos comer cocina propia de Shanghai en un restaurante ubicado en su Centro Comercial. Si lo que tenéis es morriña de tortilla española o quizás o apetezca un sushi, en el Japon Plaza podréis saciar vuestros antojos. Se trata de un supermercado de lujo en el que os atenderán de escándalo. En el caso de que gocéis de alojamiento tipo apartamento y podáis cocinar os advertimos que en Shanghai encontramos mercados tipo plaza de abastos española en la calle Kangding esquina con Xikang y en Changhua esquina con Huai´an.

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